Desde que se planteó la posibilidad de construir el Tren Maya, salieron diversos “defensores” del planeta, de los árboles y de la vida silvestre. Sin duda, son muy necesarios estos defensores, pero antes que nada, deberían de contar con congruencia.
Para este artículo, busqué en Google la superficie deforestada por este mega proyecto, y encuentro que se han deforestado algo así como 7,000 hectáreas de selva, asesinando hasta el momento 10 millones de árboles. Desconozco la veracidad de este último dato, pero resultan escandalosos de entrada.
Por otra parte, sabemos que cualquier actividad humana puede llegar a deforestar en diversas magnitudes. Si se construye una carretera, obligatoriamente se deforesta la flora existente, así mismo para construir una casa, un centro comercial, lo que sea. Entonces, si transitamos una carretera o una calle o tenemos donde vivir, sin duda ya deforestamos.
Pero hay otra actividad, la cual realizamos los humanos de manera cotidiana y es comer. Comemos diversas fuentes de alimentos, producidas en diversas zonas. Algunos muy cerca de nuestra casa, otros a cientos y hasta miles de kilómetros. Y hay una clase de alimento que es especialmente dañina con los árboles, y son la carne y lácteos.
Tan sólo en cuatro años, dos multinacionales deforestaron 700,000 hectáreas, sí, lee bien esta cifra, de selva amazónica para producir soya. La soya se usa en un 80% para alimentar a las vacas lecheras y de sacrificio. Es una cantidad 100 veces más grande que lo implicado para construir el Tren Maya. Pero estén tranquilos. Los ambientalistas y defensores de la selva maya seguro cenaron un buen filete, y festejan con carne asada en sus reuniones ambientalistas. Y falta lo que deforestan otras multinacionales en todos los países del mundo.
Y hablando de incongruencias, sorprenden las cumbres como la COP28, donde se habla tanto, donde participan las personas más importantes que toman decisiones, donde sólo hablan de sustentabilidad, energías renovables, limpias y otras falacias que ni siquiera están dispuestos a cumplir, pero ni de broma tocan la ganadería. Hace pocos años, Greta Thunberg si influyó para al menos introducir el veganismo en el catering de estas conferencias, pero ahora ni siquiera esto. Es demasiado el poder y dinero de la ganadería e industrias periféricas.
Por eso guardo mucha esperanza en el veganismo individualizado y colectivo, pues de los gobiernos y empresas nunca vendrá la solución. Amén del gran alivio para los animales, dejar de ser masacrados cuando decidimos alimentarnos de fuentes más sustentables para el planeta.